sábado, 5 de junio de 2010

La Siguiente Estación...




Todo se trata de un reflejo, un mundo lleno de segundos que se van y de respiros que no podemos volver a dar. A veces pareciera que estamos saltando en un trampolín y de un pronto a otro, estamos en el aire y parece que no volvemos, nos quedamos ahí en medio de la nada, con nuestros pies flotando, sin que vuelvan a tocar nuevamente la cama elástica. Nos asustamos y empezamos a patalear en el aire, creemos que vamos a caer de un solo golpe, pero realmente caemos en un trampolín más alto. Nuevamente nos sentimos estables. Nos sentimos diferentes, avanzamos pero no podemos devolvernos. Así es nuestra vida. A veces pegamos nuestro mejor salto a una nueva etapa, a nuevas cosas, a estar en un nuevo tiempo y espacio. Muchas veces pasa inconscientemente, simplemente tenía que pasar. No podemos escoger nuestro futuro, pero sí estar siempre abiertos a nuevas experiencias. Cuando estamos cómodos, quisiéramos quedarnos así, pero siempre tenemos la posibilidad de estar aún más cómodos, aunque no lo veamos o pretendamos. Todo fuera por la conveniencia de la tranquilidad y la confianza de la estabilidad. Nuestra vida está llena de puertas que se abren y se cierran, dando camino a otras. Nuestra vida está llena de trampolines y respiros que son la transición más tangible de todas hacia una nueva etapa, por eso el estar preparados para ella es lo que tenemos que tratar de manejar.

Dejar atrás el presente para ver con ojos cerrados el aferrarnos al futuro incierto no es siempre una tarea fácil. Lo único que no evoluciona es la otra figura del espejo, aquella sombra que hemos visto por años, la que va siempre más adelante que nosotros, pero no avanza hasta que no la alcancemos. Aprovechemos cada salto, cada respiro porque en un segundo puede que sea el último que demos.

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